detrás de cada hoja

Por Miguel Ángel Fuentes Gallegos
Soledad Aráoz y Miguel Ángel Fuentes

Sin mayores pretensiones, detrás de cada hoja es una sencilla travesía por el sendero de lo efímero y el asombro, travesía que dura lo que acontece, mientras descubrimos que nos está vedado interferir en el instante en el que “las espigas hacen música con el viento”.
La experiencia de detrás de cada hoja, en particular, es una restauración natural de los linderos del silencio. Experiencia muy poco común en nuestra idiosincrasia y sobre todo en nuestra poesía. En este caso, Soledad Aráoz, casi de manera intuitiva, ha hecho evidente a través del ejercicio de la palabra, una feliz coincidencia con el universo de la poesía japonesa. Esta feliz coincidencia, por fortuna, no es el producto de sesudas y trasnochas especulaciones intelectuales; por el contrario, es la experiencia intensa de una vida cargada de interminables preguntas y sabias dudas. En consecuencia, éste no es sólo un poemario, sino una invitación a redescubrir el silencio y la sed en estado natural.
Acostumbrados a las pirotecnias discursivas y verbales, detrás de cada hoja nos ofrece lo que nos podría ofrecer un día nublado de lluvia, un riachuelo a la altura de nuestras pantorrillas, un atardecer que se despide.
Soledad, tiene mayores precisiones al respecto: "te mira fijamente/ en ese claro de bosque/ detrás de cada hoja/ hay una palabra/ escrita despacio/ de a pocos/ de años".
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