"Pilpinta que vuela alto"

El nombre de esta editorial, que en quechua significa mariposa, está dirigida por un grupo de jóvenes artistas que apuestan por acortar las distancias sociales a través de la palabra. Sus producciones son novedosas y de bajo costo.

Por Melissa Poggi (V ciclo, periódico Redacción, Universidad de San Martín de Porres)

En librerías de distritos como el Rímac, San Juan de Lurigancho o Comas tan solo se encuentran en venta materiales de oficina, pero no libros. Las zonas más alejadas de Lima no disfrutan del placer de leer literatura, poesía. Para contrarrestar esta realidad, un pequeño equipo de amigos inició el proyecto de Pilpinta, una editorial alternativa, que en su primer año de vida, ya tiene cuatro publicaciones.

Pilpinta nació gracias a su mayor promotor, el desaparecido periodista y escritor, Jorge Salazar. Elma Murrugarra, poeta quien también es periodista, dice que el propósito primordial es el de incentivar la lectura y que los niños aprendan a volar, tal y como lo reafirma el nombre de Pilpinta, que significa mariposa. La responsabilidad social de esta editorial independiente llega a colegios nacionales de los conos y a algunos centros culturales.

Mariposa tecnicolor
Poesía, cuentos, cartas, crónicas y hasta caricaturas, son los contenidos que edita este sello. Los libros son artesanales, en un formato de 13 x 13 cm., cosidos a mano con hilos de algodón y con un costo de cinco soles.

El equipo de arte, dirigido por Jorge Polar Elorreaga, trabaja las portadas y presentaciones con diseños y colores llamativos. El grupo editorial lo conforman, además, Ángel Angulo, Edgardo Saldaña y Pío Zelaya; y los colaboradores de provincia, Miguel Ángel Fuentes del Cusco, Juan Ochoa de Iquitos, Silvana Egoavil de Tocache y Jocelyn Pantoja en México.

Las obras se distribuyen en las librerías El Virrey y La Casa Cultural Martín Olivos. Gracias a sus contactos internacionales, Pilpinta envía sus ediciones a México al Centro cultural la pirámide y a la Galería de Libros Conejoblanco, y en España, a la Librería Iberoamericana.
En la próxima Feria Internacional del Libro, lanzarán la colección Cuadernos de Pilpinta.

Datos:
Pilpinta ha publicado: Charlas con Soledad, de Jorge Salazar, Detrás de cada hoja de Soledad Aráoz; La feria de las mentiras del cantante francoespañol Manu Chao y Cuentos de Domingo de Elma Murrugarra.

Charlas con Salazar

Por Jesús Pinedo

Al leer “Charlas con Soledad”, no se puede observar la rigurosidad del historiador ni del archivero que se llena de datos, fechas y lugares periodísticos. No es una recopilación de noticias, sino de minucias trascendentes, elevadas a ese pedestal precisamente por el talento de quien las fabrica. El periodismo, hasta hace dos décadas, podía transformar la hormiga en personaje. Puede hacerlo aún, aunque para ello se requerirían 10 o 12 Salazares. Por ejemplo, en uno de los textos aparece el poeta Juan Gonzalo Rose en un café y es, precisamente, porque Jorge lo elige y lo suscribe, sin necesitar de adornarse con versos del vate tacneño. No se analiza la obra literaria de Rose. A Jorge le basta, sobradamente, el hombre y la circunstancia. Con ambos tesoros, urde la nota y le da vueltas, como el gatito a la pelota de lana. Al final, supimos quien fue Rose y quien es Jorge Salazar.
Además, el periodista se confiesa. Reconoce que escribir es la esencia, es el acto más puro del ser. Y comparte tan auténtica confidencia con el lector. Lo involucra al texto, a la charla y le va contando sobre el acto de morir o de seguir siendo siempre. En un par de textos Jorge se frena, como los toreros antes de la estocada, hasta titubea o le queda corto el papel, pero la faena ya se hizo. Salazar, hace del corazón y de la arteria dos religiones vívidas. Ese es el valor de estas “Charlas con Soledad” necesariamente leíbles e indiscutiblemente inolvidables para los que alguna vez las disfrutaron en su estreno. Y para los que no la leyeron en el papel periódico, ya salió, de los talleres de “Pilpinta”, esta edición mínima para un periodista máximo: Jorge Salazar, cronista, amigo y gourmet de la palabra.