Y cuando miró hacia atrás, fue la ciudad la que se convirtió en sal. Este microrrelato titulado La mujer de Lot es uno de los diez textos con los que el escritor y editor guayaquileño, Marcelo Báez, ganó el I Concurso de Cuento Breve Jorge Salazar, organizado por la editorial peruana Pilpinta.
El premio es la edición del libro Bonsáis, que será lanzado el próximo lunes en Lima. El concurso atrajo la atención de escritores de toda Hispanoamérica y fueron presentaron 267 trabajos, provenientes en su mayoría de México, Colombia, Ecuador, Argentina, España y Perú.
Los cuentos contienen homenajes a películas como El planeta de los simios o Romeo y Julieta; libros, autores y temas mitológicos. Para el catedrático y crítico de cine local, es un tributo a la brevedad. El relato más largo es de una carilla; el más breve, de una línea.
El volumen toma el título de uno de los textos en un acercamiento al pensamiento oriental. Uno de los relatos trata sobre una analeta del filósofo chino Confucio, cuenta Báez (Guayaquil, 1969). El discípulo le pregunta al maestro cómo se debe hacer para podar los bonsáis narrativos hasta lo más mínimo de lo mínimo. El maestro retoma una frase de Confucio que dice: “Transmite el sentido y para”.
“Esa es la regla para hacer textos breves”, refiere el autor. Trasmitir una impresión que el lector debe completar. Según el guayaquileño, la microficción contemporánea está emparentada con los haiku japonés, poemas de 17 sílabas. “Son textos de una estructura esférica, cerrada.
Como una piedra que lanzas sobre el agua, produce solo un círculo concéntrico y ya está”, dice.
El premio es la edición del libro Bonsáis, que será lanzado el próximo lunes en Lima. El concurso atrajo la atención de escritores de toda Hispanoamérica y fueron presentaron 267 trabajos, provenientes en su mayoría de México, Colombia, Ecuador, Argentina, España y Perú.
Los cuentos contienen homenajes a películas como El planeta de los simios o Romeo y Julieta; libros, autores y temas mitológicos. Para el catedrático y crítico de cine local, es un tributo a la brevedad. El relato más largo es de una carilla; el más breve, de una línea.
El volumen toma el título de uno de los textos en un acercamiento al pensamiento oriental. Uno de los relatos trata sobre una analeta del filósofo chino Confucio, cuenta Báez (Guayaquil, 1969). El discípulo le pregunta al maestro cómo se debe hacer para podar los bonsáis narrativos hasta lo más mínimo de lo mínimo. El maestro retoma una frase de Confucio que dice: “Transmite el sentido y para”.
“Esa es la regla para hacer textos breves”, refiere el autor. Trasmitir una impresión que el lector debe completar. Según el guayaquileño, la microficción contemporánea está emparentada con los haiku japonés, poemas de 17 sílabas. “Son textos de una estructura esférica, cerrada.
Como una piedra que lanzas sobre el agua, produce solo un círculo concéntrico y ya está”, dice.
Desde el famoso El dinosaurio, del escritor mexicano Augusto Monterroso, la microficción ha tomado una fuerza que Báez atribuye a la posmodernidad y a las nuevas tecnologías. “Vivimos en una época de vertiginosidad y apuro” y parece que solo hubiera tiempo para leer lo “esencial”.
Marcelo Báez, un cazador compulsivo de concursos que no requieran envío físico de los manuscritos, cuenta que incluso hay un certamen literario a través de la web para textos de no más de 140 caracteres, la extensión de un mensaje celular sms.
En palabras del autor, el premio es un desquite y una revancha simbólica pues tiene varios libros inéditos, de uno de ellos salieron los microcuentos ganadores. “Significa el asombro de saber que te pueden leer sin prejuicios, captar y gozar en otros partes, y lectores de nacionalidades distintas”, dijo el escritor en referencia al jurado del concurso, integrado por editores de Argentina, Alemania, México y Perú.
Pilpinta (mariposa en quechua), convocante del concurso, es una pequeña editorial que produce libros artesanales de pequeño formato, cosidos a mano con hilos de algodón. AGV
Marcelo Báez, un cazador compulsivo de concursos que no requieran envío físico de los manuscritos, cuenta que incluso hay un certamen literario a través de la web para textos de no más de 140 caracteres, la extensión de un mensaje celular sms.
En palabras del autor, el premio es un desquite y una revancha simbólica pues tiene varios libros inéditos, de uno de ellos salieron los microcuentos ganadores. “Significa el asombro de saber que te pueden leer sin prejuicios, captar y gozar en otros partes, y lectores de nacionalidades distintas”, dijo el escritor en referencia al jurado del concurso, integrado por editores de Argentina, Alemania, México y Perú.
Pilpinta (mariposa en quechua), convocante del concurso, es una pequeña editorial que produce libros artesanales de pequeño formato, cosidos a mano con hilos de algodón. AGV